Entrevistas

“No creo que en España hayamos llegado al máximo de audiencia posible para la danza contemporánea”
Thomas Noone, director de la compañía Thomas Noone Dance
10 de diciembre de 2013

“No creo que en España hayamos llegado al máximo de audiencia posible para la danza contemporánea”

Su ritmo de producción y exhibición la ha convertido en una de las compañías más activas del país, pero Thomas Noone Dance, es mucho más que eso. El bailarín y coreógrafo londinense que impulsó su creación hace 12 años ha apostado fuerte por diversificar su actividad en campos como el pedagógico o las iniciativas socioculturales con el objetivo de abrir nuevas vías de comunicación con el público. La agrupación de Thomas Noone gira este año en ‘Danza a Escena 2013’ con ‘Lugares extrañamente desastrosos’, una propuesta que invita a reflexionar al espectador sobre sus propios comportamientos, pero más allá de los escenarios se encuentra también inmersa en un interesante proyecto. Su director, afincado en Barcelona desde hace quince años, nos habla de él y radiografía la danza contemporánea desde un punto de vista interno, pero también bajo la mirada que le otorga su experiencia internacional.

¿Qué le inspiró a la hora de dar forma a ‘Lugares extrañamente desastrosos’?

Es un proyecto que tuve en mente durante muchos años antes de entrar en el estudio y crearlo. Me interesa representar la relación entre las parejas y examinar las cosas más paradójicas, por eso ya había hecho una serie de duetos con Nuria Martínez, mi pareja (Four). Pero quería hacer algo desde fuera y utilizar un mecanismo teatral muy sencillo basado en combinar tres parejas que, de forma paralela, actúan en el escenario independientemente una de la otra hasta casi el final del espectáculo.

Usted ha dicho que con cada una de sus creaciones busca comunicar algo al público, intentar que el espectador salga del teatro sintiendo algo nuevo. ¿Cuál es el mensaje que quiere transmitir con esta pieza?

Quiero representar lo absurdos que somos como personas... En ‘Lugares’ todo está abstraído y llevado hasta un extremo, pero creo que podemos reconocer aspectos de nuestro comportamiento en ello, y que nos hace reflexionar. No busco ser didáctico ni mucho menos, pero quiero estimular nuestra capacidad de reflexionar.

El suyo es uno de los doce montajes de estilo contemporáneo que incluye el catálogo de ‘Danza a Escena 2013’. ¿Goza este subgénero de buena salud en España o los nuevos lenguajes le están comiendo terreno?

La danza contemporánea no goza de buena salud, pero tampoco el teatro, el cine y la cultura en general. También existe un público o audiencia finita, pero no creo que en España hayamos llegado nunca al máximo de audiencia posible para la danza contemporánea, que es una disciplina bastante más accesible de lo que se cree. Ahora estamos empezando a utilizar estrategias para buscar público que antes no utilizábamos: charlas, coloquios, talleres inclusivos, colaboraciones con escuelas..., algo que debería existir desde hace tiempo, aunque más vale tarde que nunca. De verdad creo que hay terreno para todos... (pero, quiero añadir que me encanta el término “nuevos lenguajes” ya que implica que la danza “contemporánea” ya no sea algo nuevo. Extraño ¿no?).

Londinense de nacimiento, se ha formado en su país y en Holanda y reside desde hace quince años en Barcelona. ¿Qué le ha aportado, dancísticamente hablando, nuestro país?

Para bien o para mal en España se vive mucho más el momento que en los países más al norte, y esto se extiende a cómo vivimos la danza. La creación es mucho más espontánea, menos hablada y cerebral de lo que he experimentado en mi experiencia inglesa. También siento que hay más facilidades para improvisar y encontrar soluciones.

Actualmente su compañía se encuentra inmersa en un proyecto internacional junto a otras de Suecia, Gran Bretaña o Francia, que, desde múltiples vertientes, trata de ofrecer variedad coreográfica al público y a los profesionales e información y nuevas vías profesionales a las propias agrupaciones. ¿Por qué esta estrategia?

Creamos el proyecto ‘Dancing Partners’ por dos razones. Una fue para incrementar el contacto con otras compañías, y para que los bailarines y artistas de los diferentes grupos pudieran tener una relación más directa entre ellos. Mi compañía no tiene un repertorio con un flujo continuo de invitados creando o impartiendo clases, por lo que con este proyecto logramos que todos, yo incluido, podamos beneficiarnos de una experiencia de intercambio. La segunda razón, igual la más importante, es que nos permite garantizar el retorno a la sociedad a través de la danza. Todas las compañías involucradas en el proyecto desarrollan un trabajo socio-cultural y utilizan la danza y el arte como herramienta de cohesión social. En el proyecto intentamos maximizar las posibilidades de acercamiento a la danza y los artistas, a través de workshops, coloquios, talleres etcétera. Creo que todo esto puede parecer innecesario, pero siempre lo tengo muy en cuenta porque estamos ejerciendo una actividad utilizando fondos públicos, y no solo debemos dar un retorno social sino que además la danza es una herramienta que lo permite.

Como coreógrafo y bailarín que viaja de acá para allá constantemente, ¿qué visión considera Thomas Noone que se tiene de la danza en España más allá de nuestras fronteras?

Desde fuera la visión que se tiene es muy particular dependiendo de la experiencia de la persona que está mirando y no hay una imagen especifica que todos compartan; depende de la geografía, campo de interés dentro de la danza, medios que consumen etcétera. Por supuesto que hay grandes figuras que se conocen, como Nacho Duato o Israel Galván, y hay compañías que tienen más proyección internacional, pero una cosa que me consta es que los bailarines españoles tienen buena fama fuera. Los coreógrafos británicos residentes aquí, no lo sé...

Danza a Escena


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